Queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a Amamanta y, en especial, a Carmen María de Cullera, por su dedicación, su paciencia y su entrega inagotable. En un momento en el que nos sentíamos desbordados por la dificultad que tenía nuestro hijo, ella estuvo ahí, acompañándonos con una cercanía y una sensibilidad que nunca olvidaremos.
Gracias por tu disponibilidad constante, por cada palabra de ánimo, por cada gesto de apoyo y por compartir tu experiencia sin límites. Tu labor como voluntaria es un ejemplo precioso de generosidad, de humanidad y de verdadera vocación por ayudar.
La existencia de asociaciones como Amamanta es fundamental para tantas familias que, como la nuestra, necesitan guía, comprensión y un lugar donde sentirse acompañadas. Gracias por crear ese espacio seguro, por sostener, por iluminar caminos y por recordarnos que no estamos solos.
De corazón: gracias por todo lo que dais, por todo lo que sois y por todo lo que hacéis. Siempre llevaremos vuestra ayuda en nuestra memoria con enorme cariño y gratitud.