TRIBU, esa palabra que nos suena lejana, mística e incluso pagana, en realidad es una palabra OLVIDADA. Cuando criar era parte del tejido social, parte de un grupo, cuando era algo natural y no un privilegio, la tribu éramos tú y yo, nosotras, nuestros pechos, nuestras manos, podíamos caer porque nos cogíamos. AMAMANTA nos recuerda la tribu, nos regala un espacio donde ser NOSOTRAS, donde puedo dejarme caer porque tú o ella o ellas me vais a coger, lo sé, confío, me abro y crezco. Y ello es el reflejo cálido del bienestar en mi hijo. Porque no es fácil el embarazo, parir y postparto… porque duele, desespera, agota, preocupa, ahoga y se necesita quien te diga que es normal, que pasará, que puede mejorar, que también pasó por ahí, que también está pasando por ahí…
Amamanta no es un voluntariado, es un sentimiento pues sólo desde el corazón se pueden hacer cosas tan bondadosas y empáticas.
Formar parte de esto es susurrarle al alma: cura sana, culito de rana, si no curas hoy Amamanta te sana.
Por todo ello, GRACIAS.