GRACIAS POR EXISTIR. Gracias especialmente al taller amamanta de Museros. Gracias a Lola, matrona, porque con aquella conversación, estando aún embarazada: ” – ¿Le vas a dar pecho? – sí, me gustaría… bueno, si puedo… como hay muchas mamis que dicen que no pueden… – ¡Claro que puedes!, ¡toda mujer puede!, salvo casos muy específicos por algún motivo muy concreto”, fue uno de los detonantes que me dio confianza y seguridad en que lo iba a conseguir, después vinieron MUCHOS MÁS. Me invitó a participar en el taller y descubrí un pequeño mundo dentro del mundo, en el que las mamás (y los papás también) teníamos nuestro espacio fuera de todo lo demás para hablar y escuchar dudas, consejos, anécdotas, experiencias… que son como la enciclopedia de la vida real cuando te sientes tan perdido ante la llegada de un bebé, que te acuerdas tanto de lo que dicen de que vienen sin manual de instrucciones.
Ante mi miedo de las primeras horas cuando diera a luz de no saber como darle pecho, Paula, sin conocerme de nada y con su hija recién nacida (15 días, mamá de tres niñas) me dijo “¿Quieres llamarme cuando des a luz y
me acerco?”, ¿puede haber generosidad más grande? Por suerte no hizo falta (lo digo porque ya bastante atareada estaba ella, pobre) y me ayudó otra asesora de Amamanta que trabajaba en el hospital donde di a luz. Y Eva, con su dulzura siempre y su gran ejemplo personal, su historia y su triunfo con su lactancia, me dio la tranquilidad que necesitaba y resolvió mis dudas de agarre o molestias que aparecían esas primeras semanas (bendito aceite de oliva y que me diera el aire, algo tan sencillo, fácil y barato me alivió tanto), y otros muchos consejos. Tuve la suerte de ir de manera presencial y también ha sido maravilloso contar con los talleres online o el grupo/s de WhatsApp, ¡¡¡aprendes y ayudan TANTO!!!
Me parece también importante y justo mencionar, que a veces los bebés vienen en momentos difíciles a nivel económico (por suerte el pan bajo el brazo lo traen en forma de ayuda por familiares, amigos, Amamanta…) y entre hacerse socia de Amamanta (lo merecen sin duda) o cubrir otras necesidades, sale perdiendo Amamanta (en mi caso), pese a que nunca he sentido ninguna presión (todo lo contrario) por no ser socia o colaborar económicamente y he podido participar en todo como una más.
Prometo (porque quiero decirlo así) que en cuanto se recupere mi situación os compensaré con creces porque mi gratitud es inmensa. GRACIAS.