«Reconozco que tuve mis dudas en esta plaza, no porque no me pareciera atractiva. Al contrario. La elegí a conciencia. Pero es cierto que cuando en la primera reunión nos dijeron que no había psicólogo a nuestro lado me hizo dudar del aprendizaje que íbamos a recibir. A día de hoy puedo asegurar que ha sido de los mayores y más bonitos aprendizajes que la vida y la carrera de Psicología me ha dado.
En primer lugar, desconocía la labor de estas asociaciones. Sabía que existían pero no hasta dónde alcanza su labor y el grado de transformación que conlleva a las personas que de un modo u otro accedemos a ellas.
A modo personal he sido consciente de multitud de cosas: de lo condicionados que vivimos, de las obligaciones y auto exigencias que nos ponemos, de lo difícil que la sociedad (y nosotros) nos lo ponemos para vivir el presente, y no el futuro o el presente. He aprendido a guiarme más por lo que siento en cada momento, a saber analizar si estoy donde quiero estar en este momento.
He visto y analizado la cantidad de daño que puede producir la desinformación. Y las veces que pensamos que estamos informados cuando en realidad no lo estamos. Esas madres que siguen pensando que “no pudieron dar pecho, aunque les hubiera gustado”, descubren en su segundo hijo que al primero con la ayuda de un taller hubieran podido hacerlo y les duele. En mi caso, por citar un ejemplo, pensaba que sabía cosas de la lactancia porque he visto como han amamantado a mis sobrinos pero no he sabido mirar todo el esfuerzo que hay detrás, la superación de miedos, y la parte psicológica que hay detrás de la fisiológica; y puede llevar al fracaso o a una lactancia exitosa.
Así como la desinformación, añado las falsas creencias que tanto nos limitan en nuestra evolución como personas. Y del daño que puede hacer los mensajes ocultos que muchas veces mandamos en nuestra comunicación y sobre todo depende del momento emocional por el que pase el receptor. Por ejemplo, los profesionales que muchas veces intervienen con las puérperas en el hospital, o incluso durante la gestación. Es importante, incluso de vital importancia, la sensibilización de todo el personal sanitario deben encontrarse informados y formados en este momento tan importante del ciclo vital principalmente por la madre, y por el vínculo que se está creando entre madre e hijo. El bebé depende emocionalmente y físicamente de su madre. La madre debe estar apoyada por su círculo más cercano y muy especialmente por profesionales. El poder de las palabras “de la bata blanca” en esos momentos en los que vulnerabilidad, los miedos hacen acto de presencia y en la que sentimos que si nos hacemos lo que ellos nos dicen la salud de nuestro bebé está en peligro y caerá la responsabilidad en nosotras, hace que se nos pueda anular la voluntad.»
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