En este artículo del diario Levante-EMV se detallan las ventajas de la lactancia materna como portadora de bifidobacterias beneficiosas.
Manuel Portolés. Levante-EMV 24/09/2009
No hay duda que estamos rodeados de microorganismos, de gérmenes (minipatógenos) de todo tipo y condición, buenos y malos, que pueden circular tanto por el interior de nuestro organismo como por fuera; cohabitan la vivienda, sin pagar alquiler, el trabajo, en ocasiones dificultándolo, o incluso viajan con nosotros, gratuitamente.
En una persona hay más unidades celulares no humanas, que humanas, dados los millones de bacterias, hongos o virus, entre otros bichos, que nos colonizan. La estimación, en una persona adulta, del número de estos “ocupas” es de 100 billones de microorganismos, más de 100 veces el número de células del propio individuo.
El conjunto de microorganismos (llamado “microbiota” o microflora) en los tejidos difiere de uno a otro, especialmente por los distitos entornos químicos y físicos que ofrece nuestro abundante cuerpo. A estos bichos les encanta especialmente habitar hacia el exterior, con vistas al mundo (auténticos exploradores), y por ello los tenemos permanentemente sobre la piel, la boca y los tractos respiratorio, intestinal y genitourinario; y ante esta disposición, ¡higiene!. Cuando se les encuentra viviendo en el interior de los órganos, o de paseo por el torrente sanguíneo, malo, ¡peligro!; en el sistema linfático suelen acumularse como maniobra de alguna enfermedad.
Bifidobacterias en la lactancia
Ya conocemos que la leche materna es un alimento completo para el lactante, no sólo desde el punto de vista nutritivo, sino también inmunológico y microbiológico. Pero ahora y gracias a investigadores de la Universidad Complutense (Madrid), sabemos que este alimento natural tiene más valor pues han aislado por primera vez bifidobacterias beneficiosas. Los bebés mamones, amamantados al pecho materno, ingieren cerca de 800 mililitros de leche al día y en ésta engullen entre uno y 10 millones de bacterias de diversas especies. De esta forma tan natural, la “microbiota” de la madre pasa a colonizar el intestino infantil, impide el asentamiento de bacterias patógenas y contribuye a la correcta maduración de su sistema inmunitario.
Los investigadores ya han aislado las bifidobacterias presentes en la leche materna, y seleccionado las cepas de mayor interés, tanto desde el punto de vista de sus propiedades beneficiosas para la salud como de su capacidad de producción a gran escala. En el futuro la administración de estos microorganismos podría ser útil para la prevención o el tratamiento de procesos inflamatorios o alérgicos.
Gérmenes por doquier
Un estudio publicado durante el verano en la revista American Journal of Epidemiology, demostraba que “en los castillos de arena, los reyes son los gérmenes”. Científicos de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU) en un estudio que evaluaba de manera epidemiológica y ambiental los usos recreativos del agua en 27.000 personas, han demostrado que en la playa aquellas personas que construyen castillos de arena tienen mayor riesgo a desarrollar una diarrea o enfermedades gastrointestinales. Los investigadores encontraron contaminación fecal en todas las playas.
Los individuos que juguetearon con la arena tuvieron un 13% más de incidencia de problemas gastrointestinales, que los que no lo hicieron, pero este porcentaje aumento al 23% entre los que se enterraron bajo la arena. En estos arquitectos de la playa también se encontraron mayor número de erupciones cutáneas, dolores de oído, infecciones del tracto respiratorio superior y problemas en los ojos.
El consejo sería dejar que la arena se quede antes en los pies, ¡ya los lavarás al llegar a casa!, que en las manos; y éstas, hay que lavarlas cuanto antes y si es posible con gel desinfectante.
La respuesta a la preguntan ¿donde hay más gérmenes en una casa?, la podemos leer esta semana en Proceedings of the National Academy of Science, donde biólogos moleculares de la Universidad de Colorado (EE UU) proponen que en la alcachofa de la ducha, más incluso que en las llaves de los grifos, inodoros o encimeras. Parece ser éste un lugar ideal para que sobrevivan las bacterias, pero aunque mayoritariamente encontraron no patógenas también se hallaron micobacterias que pueden causar enfermedad pulmonar en personas inmunodeprimidas.
Así que ya sabe, extreme su higiene, donde menos se sospecha hay un “ocupa biológico” dispuesto a viajar gratis, y el último en llegar, el virus de la gripe A (H1N1), quiere quedarse entre nosotros. ¡Lávense las manos!