Inicio. Condiciones para un buen inicio. Mastitis.

MADRE: Reyes

HIJO: Gerard

INICIO FELIZ. LLEGADA Y SOLUCIÓN DE PROBLEMAS.

Amamantar a mi hijo y poder hacerlo durante mucho tiempo era una ilusión que tenía desde antes de quedar embarazada. Era una de mis asignaturas pendientes, con mi primer hijo la lactancia sólo duró tres meses debido a la poca información y a los desafortunados consejos de algunas personas de la familia. Esta vez no iba a dejar que nadie se entrometiera.

Tenía especial interés en que las primeras horas después del parto transcurrieran con la mayor tranquilidad posible, asi que le dijimos a la familia que no queríamos que hubiera nadie esperando en el hospital, para mí era importante estar relajada y poder dedicar toda mi atención al bebé.

Y así lo hicimos, pasadas unas horas yo misma pude dar la noticia por teléfono y mientras tanto disfrutamos de la intimidad que deseábamos.

Toda salió de maravilla, todavía me estaban cosiendo la episiotomia y ya tenía a mi bebé mamando y a mi marido, a quien se le saltan las lágrimas de la emoción, mirándonos. Así estuvimos día y noche y la lactancia se estableció sin problemas, salvo los que tuve para hacer entender a la familia que «el pecho no tiene horario».

Las tomas nocturnas las he sobrellevado sin dificultad porque desde la primera semana el niño ha dormido en nuestra cama, de esta manera mientras él mamaba yo podía seguir adormilada.

Bueno todo iba bien hasta que casi a los dos meses, una noche empecé a notar dolor en un pecho y me subió la fiebre, reconocí enseguida que eran los síntomas de la mastitis, así que hice lo que había leído para estos casos, hacer que el niño mamara sobre todo de ese pecho y luego acabar de vaciarlo con el sacaleches. Los síntomas remitieron pero al cabo de una semana volvieron a repetirse, esta vez me puse en contacto con la matrona, quien me prescribió un antibiótico y un antiinflamatorio, además en el taller mi madrina me enseñó a masajearme el pecho para deshacer la obstrucción.

Durante el siguiente mes el niño hizo las mamadas muy cortas, yo de vez en cuando acababa de vaciarme el pecho, pero por lo visto no lo suficiente, porque de nuevo y nada más cumplir los tres meses ¡otra mastitis! Esta vez aparte del malestar físico, anímicamente estaba muy mal, era la tercera vez que me ocurría y siempre en el mismo pecho, se me metieron en la cabeza pensamientos horribles sobre posibles anomalías de la mama, estaba angustiada. Por otra parte cuando intentaba sacarme leche apenas lo conseguía. Empecé a preocuparme por si mi hijo no estaba suficientemente alimentado, se quejaba cuando estaba mamando. Esa semana en el taller comprobé que no había aumentado de peso, me sentía culpable, no fui capaz de contar lo que me pasaba, me habría puesto a llorar.

Al día siguiente fui a ver a Rosario, ella me hizo desterrar los malos pensamientos, me enseñó a extraer la leche manualmente y sobretodo me dio ánimos que era lo que más necesitaba. Pronto todo volvió a la normalidad. Y asi llegamos a los seis meses exclusivamente con lactancia materna.

Ahora Gerard acaba de cumplir ocho meses, le hago una papilla a la hora de comer, el resto del día sigue mamando y la fiesta continua por la noche.

Yo pensaba que a estas alturas ya dormiríamos toda la noche, pero me estoy dando cuenta que él no tiene intención de olvidarse de mi durante tantas horas. Muchas veces por la noche me cuesta aguantar tanta marcha, pero luego pienso que seguramente algún día echaré de menos esta necesidad de contacto físico que ahora tiene mi hijo, asi que voy a seguir disfrutandola mientras pueda.

29 DE OCTUBRE DE 2001